La expansión, como un tsunami. Maravilla de propios y extraños.

 

Como decía, la expansión de la red de ventas, de oficinas y de personas comenzó inmediatamente después de la inversión de SMC.

Así se abrieron y cerraron para abrir otras, oficinas en Sabadell y Madrid, que ya existían en el inicio; más las que se abrieron en 1993, Sevilla, Zaragoza, Valencia, Gijón, además de las de Porto y Lisboa.

La contratación de personas era una constante. Algunos nos acompañaron por poco tiempo, otros más y una buena parte permanece. Al cumplir los 25

Producción

años, desde la integración en SMC, éramos 282 personas, con menos de 40 años de edad media y casi 12 años de antigüedad en la empresa. Una

La segunda fase

combinación envidiable entre edad y experiencia, eso sin contar la experiencia previa, con la que algunos contaban, antes de entrar en SMC.

 

Convención de ventas

Todos los 90 registraron unos crecimientos envidiables. La red de

 

distribuidores, una de las asignaturas más difíciles en los inicios, se fue consolidando. Aunque se produjeron deserciones, el núcleo duro se consolidó. Establecer políticas generales no fue fácil, ante la propensión de cada uno de ellos a sentirse diferente, fuese cual fuese la razón de esa diferencia. El reto de conseguir que creciesen en sus infraestructuras, para

El almacén automático

seguir el ritmo que SMC quería, exigía mucha y abierta comunicación que incluía convenciones grupales. Tenían unos efectos positivos pero también requerían de esfuerzos para lidiar con la “sindicación” de sus intereses frente a los de SMC. El visionar y concretar objetivos comunes, que satisficieran los intereses de ambas partes ha sido siempre tema de reflexión y de definición de políticas que cumpliesen con esa visión. No salió nada mal y todavía hoy contamos con algunos de los distribuidores de la vieja guardia que añoran aquellos tiempos, sobre todo porque han olvidado las batallas que manteníamos. SMC fue, desde el inicio, muy respetuosa con los distribuidores y esa ha sido la base del éxito.

En el plano de las personas se creció a ritmos muy altos, y dada la expansión, fue posible ofrecer puestos interesantes a los recién llegados.

Desde la Dirección nos dedicamos a ampliar la estructura, plantilla, organización, oficinas, incremento de la red de distribuidores, etc. El incremento de las ventas era una consecuencia de todo ello y podríamos decir que no requería, mejor dicho, no le prestamos, excesiva atención, en contra de lo que opinaban desde fuera, nuestros propios colegas europeos y otros. Germán y yo nos hicimos viajes, en una primera fase a los países de Europa con una SMC. A Suiza el primero, dado que Martin, nuestro jefe y referente, era el Director General allí y que venía teniendo éxitos notables en su mercado. También a Italia, que pasaba por ser la mejor subsidiaria de Europa, de ellos copiamos el diseño de la política de Distribución, que dicho sea de paso mejoramos desde el inicio. De Austria las ideas para implantar la planta de Producción, incluido las máquinas que se precisaban. También visitamos Inglaterra, Francia, Alemania, Suecia y hasta Irlanda, pequeño país en comparación con los demás, pero con un sentido del servicio al cliente que le llevo a ser, en términos relativos desde luego, mejor de Europa. En algunos casos no había mucho que copiar, pero siempre conseguíamos algo; también en negativo, lo que no había que hacer.

Al fin y al cabo, éramos los recién llegados, con un inglés macarrónico y poca cosa que ofrecer todavía. Es curioso como después nos convertimos en la joya de la corona europea, hablaremos de eso. Nos nutrimos de la experiencia que ya había en Europa, siempre hemos comentado con tristeza como cuando pasamos a ser un referente no fuimos requeridos para explicar y ayudar a otros países que tenían problemas, porqué siempre los habían tenido o porqué habían sufrido una decadencia por distintas razones, cambio en la Dirección, etc.

 

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