El 15 todo salió como estaba programado. Sólo dos comentarios, uno del notario, que manifestó que el ambiente parecía de “funeral”, impropio de la firma de acuerdos tan amplios y supuestamente gozosos para las partes. El otro que ni al inicio ni al final del acto, la otra parte me dio la mano, estrecharon hasta la de Germán pero evitaron hacerlo conmigo. En el proceso había quedado como el malo de la película. Que le vamos a hacer. Nunca es fácil contentar a todo el mundo, mi sentimiento fue que habían conseguido mucho más de lo que razonablemente les correspondía, que se habían evitado el trauma del cierre de una empresa y, sin embargo, no tenían el mínimo atisbo de lucidez para ni siquiera intuirlo.
Cuando volvimos a la oficina, volvíamos sonrientes y así lo percibieron los expectantes colegas, que con un poco de sordina, habían percibido lo peligroso de la situación para ellos.
Con un nuevo nombre, SMC España, S.A., un nuevo logo, Continuar leyendo «Ya somos SMC, el día de la firma»