El equipo inicial, las personas.

El equipo inicial, cuyos nombres merece la pena citar.

Belén, que vivía a más revoluciones que la media, lo que le permitía estar al teléfono, fijo, y en el almacén para ver si había el producto señalado, mantener las relaciones con los clientes, etc. Parecía que en vez de pies tenia ruedas.

Alfonso, fallecido después de una jubilosa jubilación, que aunque especialista en hidráulica se reconvirtió a la neumática, generoso aportador de conocimiento y buen ambiente a cualquier equipo, además de buen encajador de todas las chanzas sobre diversos temas, sobre todo respecto de su Athletiz. Se nos fue sin el homenaje que se merecia.

José Luis, al mando de la contabilidad y finanzas, al que una ambición de poca monta le jugó una mala pasada.

José Miguel, el vendedor, o sea el que estaba en contacto más directo con los clientes, sólo ante el peligro, aunque con el respaldo del resto de compañeros.

Enrique, diseñando soluciones, catálogos y todo tipo de material de comunicación, que nos dejó, casi sin avisarnos, después de una corta enfermedad. Menudo trago.

Amaia, la joven y pizpireta secretaria, dispuesta a volcarse en ayudar a quien lo necesitase.

Oskar, aportando sus sólidos conocimientos en mecánica, electrónica y electricidad. Todas las personas contratadas han sido formadas por él, en cursos presenciales, en e-learning, o en cualquier otro formato.

Enric, al frente de Cataluña, ex compañero de Germán en la competencia, admirador como German de los productos SMC, y que le prometió a Germán sumarse al proyecto una vez tuviese la distribución para España.

Olga, el soporte de Enric, como podéis imaginar no fácil de soportar, muchos kilos.

Jesús, el homólogo de Enric para Madrid. Al que les costó convencer de que se sumase al proyecto, finalmente lo hizo, aunque en algunas ocasiones, pocas, lo lamento. Tenía la sangre azul, no por realeza sino por los colores de la firma en la que coincido con Germán y Enric. Cuando fuimos creciendo y superando a dicha firma, todavía no se lo creía.

Rocío, la homologa de Olga, pero soportando a Jesús, más liviano y receptivo. Un referente en la zona centro, testigo y actora de toda la evolución de SMC.

En las navidades de 1990 hicimos una cena de todos los empleados, fue en el Portalón y vinieron los catalanes y madrileños. Todos en una mesa. Ya se habían incorporado algunos refuerzos, Eda, que sentó las bases del software de gestión que utilizamos durante varios años y fue siempre un referente en las futuras evoluciones de la plataforma informática que hoy conocemos; Begoña, con sus conocimientos de comercio exterior, que nos dejó después de un año de lucha contra el cáncer; Kike, la primera incorporación al almacén.

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