Refuerzo del equipo. Más personas al servicio de la idea de expansión.

Como decía, la expansión de la red de ventas, de oficinas y de personas comenzó inmediatamente después de la inversión de SMC.

Así se abrieron y cerraron para abrir otras, oficinas en Sabadell, Madrid, que ya existían en el inicio; más las que se abrieron en 1993 Sevilla, Zaragoza, Valencia, Gijón, además de las de Porto y Lisboa.

La contratación de personas era una constante. Algunos nos acompañaron por poco tiempo, otros más y una buena parte permanece. Al cumplir los 25 años, desde la integración en SMC, éramos 282 personas, con menos de 40 años de edad media y casi 12 años de antigüedad en la empresa. Una combinación envidiable entre edad y experiencia, eso sin contar la experiencia previa, con la que algunos contaban, antes de entrar en SMC.

Pero no se hace todo eso de un salto, son además bastantes los que nos han acompañado durante algún tiempo, en el proyecto, y que en algún momento decidieron seguir otros caminos profesionales.

Al equipo inicial del que hablamos en una entrada anterior, se fueron sumando en el inicio, personas en diferentes lugares de la península. En el mismo 1990 antes o después de la fundación oficial, entraron en la empresa, Rosa y Guillem, que duplicaron la plantilla de Sabadell; Juan Carlos en Madrid, el primer AT, bueno Jesús ha sido siempre un excelente AT, y a mucha honra; Gerard, para abrir la oficina de Gijón, que no dejó tras una larga enfermedad; y, Rosana en Vitoria. No eran muchas personas, pero ya se apuntaba a un crecimiento importante.

En 1991 se reforzaron los equipos en Catalunya y Madrid, con Toni, Joan, David y Enrique. Además, entraron personas para el almacén, Mendi y Victor. José Ramón en el Departamento técnico y se abrió la oficina de Sevilla.

La misma tónica en 1.992 con importantes refuerzos en la plantilla de la red de ventas y departamento técnico.

En paralelo se amplio la red de distribuidores, algunos de ellos eran anteriores a la fundación. La creación de la red de distribuidores, una de las asignaturas más difíciles en los inicios, se fue consolidando. Aunque se produjeron deserciones, el núcleo duro se consolidó. Establecer políticas generales no fue fácil, ante la propensión de cada uno de ellos a sentirse diferente, fuese cual fuese la razón de esa diferencia. El reto de conseguir que creciesen en sus infraestructuras, para seguir el ritmo que SMC quería, exigía mucha y abierta comunicación que incluía convenciones grupales. Tenían unos efectos positivos, pero también requerían de esfuerzos para lidiar con la “sindicación” de sus intereses frente a los de SMC. El visionar y concretar objetivos comunes, que satisficieran los intereses de ambas partes ha sido siempre tema de reflexión y de definición de políticas que cumpliesen con esa visión. No salió nada mal y todavía hoy contamos con algunos de los distribuidores de la vieja guardia que añoran aquellos tiempos, sobre todo porque han olvidado las batallas que manteníamos. SMC fue, desde el inicio, muy respetuosa con los distribuidores y esa ha sido la base del éxito.

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