NOS VAMOS A JAPÓN, EL PRIMER VIAJE.

Ya dijimos que, cuando nos visitó Takada para la inauguración del edificio, quedó tan encantado que nos invitó a ir a Japón, quería devolvernos las atenciones que había recibido aquí. Así que a principios de 1994 los componentes del entonces Consejo de Dirección nos embarcamos rumbo a Japón. Sólo Germán había estado antes una vez, aunque manifestó que no lo recordaba bien, era antes de ser SMC.

En aquellos tiempos todavía no se iba regularmente a Japón, como algo más tarde se hizo, fundamentalmente para presentar el Plan del año siguiente. Así que el viaje no tenía objetivo profesional concreto.

Con el nivel de inglés y el desconocimiento de SMC, más el heterogéneo grupo que formábamos; ¡el viaje dio para escribir un libro con las anécdotas vividas, algunas las seguimos repitiendo cada vez que nos juntamos, como acuño Enric, a quien las novedades en la cocina no le interesan mucho “comer no comimos, pero reírnos!!!”

Hicimos una escala previa en Hong Kong, donde además de los contactos iniciales con el mundo de Asía pudimos hacer un taller acelerado de negociación de precios de venta, con fuego real; o sea, con dólares reales, los nuestros, frente a la todas las tentaciones de compra de cosas, necesarias o no, ofrecidas por vendedores excelentes. Ahí pudimos descubrir y/o contrastar las buenas prácticas de venta, qué iríamos a tratar de implementar en SMC, aunque con la ayuda de una persona excepcional, Don Jesús Cartón, merece un capítulo aparte.

Después de las sorpresas en restaurantes y respecto de protocolos de traje o no traje, en función de la salida, fuimos a Tokio, donde SMC tenía las oficinas en Shinbashi, centro neurálgico de la capital, su nombre quiere decir, estación del tren.

La acogida excepcional, Takada había dado instrucciones precisas de como tratarnos. Visitamos el centro de I+D, la joya de SMC y la niña de los ojos de Takada, cuan orgulloso estaba de él. También varias fábricas.

Tanto a la hora de comer como, sobre todo, a la hora de cenar, Takada se esforzaba por estar con nosotros. Descubrimos su restaurante favorito, donde cenaba varios días cada semana; y nos percatamos que coincidía con el estilo de los que le habíamos mostrado en Vitoria, ambiente informal, mesas de madera, sin servilletas lujosas, etc. Así que confirmamos que en Vitoria se había sentido como en casa. Las coincidencias eran claras en el ambiente, la decoración, etc.; pero en cuanto a la comida, y la cubertería, la cosa era diferente. En ese punto la reacción fue diferente persona a persona. Enric que ya había manifestado sus prejuicios hacía la comida no estaba dispuesto a comer pescado crudo, bueno, ni eso ni casi nada. Así que cuando nos lo sirvieron, le dijimos que no podía hacer un feo al anfitrión, que los japoneses se ofendían si el invitado no comía (no es cierto en absoluto), pero se lo creyó y trato de evitar los rojos trozos de atún que tenia delante, como somos malos le forzamos y engulló uno. Está bien usada la palabra “engullir”, Enric dijo que se lo metió en la boca y lo tragó como si se tratase de una píldora farmacéutica, para pasarlo de golpe. Hubo suerte y el bonito no salió proyectado. Nosotros, bueno algunos, conteníamos la risa como podíamos, Jesús estudiaba como hacer algo parecido para “pasar” el atún. Hasta Takada, hombre observador, se dio cuenta y en un sutil gesto, apartó a un lado el plato de Enric, que tenia otros 3 o 4 trozos de pescado; entre él y yo dimos cuenta de este, estaba buenísimo.

Para el fin de semana Takada nos ofreció visitar Kioto y nos prepararon el viaje siguiendo sus instrucciones, cuando salir, en el tren bala, en que hotel alojarnos, qué visitar. Cuando llegamos a la estación de Kyoto un coche de lujo, con un chofer de punta en blanco y guantes también blancos, nos esperaba. Fue nuestro guia durante todo el fin semana, hasta que conseguimos convencerle de que podíamos valernos por nosotros mismos.

En definitiva, una experiencia inolvidable, jalonada de sucedidos graciosos y chocantes. Nunca la repetimos, siempre pensamos que lo haríamos algún día; ese tipo de recuerdos es mejor dejarlos así. Con el tiempo se han ido añadiendo historietas apócrifas. Como evidencia dejo un video, de esos que son inaguantables para todos menos para los protagonistas, ahí queda.

https://vimeo.com/user41973192

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