
Ya hemos firmado el divorcio con el Reino Unido. Sólo falta hacer las mudanzas que procedan y algo más. Tenemos que empezar a pensar en la siguiente fase, cuando pidan la vuelta a Europa, que la pedirán. Habrá que acogerles, nos han aportado muchas cosas, deportes, fútbol, tenis, golf, etc.; gracias a ellos conocemos los vinos de Oporto y de Jerez; también a M. Gandhi. Europa será mejor con ellos. Eso sí tendremos que poner alguna condición a su retorno. Propongo tres. Primera: deberán abandonar la Libra y adoptar el Euro,sé lo que representa el cambio, pero al que algo quiere, algo le cuesta.Segunda: que conduzcan por la derecha y no por la izquierda; podemos darles un periodo de adaptación, por ejemplo, de 4 o 5 días, incluido un fin de semana.Tercera: que aprendan a hablar inglés. Nosotros hemos ido a academias, usado casetes y Cedes, incluso ido a Inglaterra. Gracias a eso podemos entendernos con más de medio mundo, rusos, suecos, japoneses, chinos, etc., pero con ellos no, no les entendemos del todo y sudamos para que nos entiendan. Así que estudien para alcanzar nuestro nivel. Así nos entenderemos mejor. No es mucho pedir.
Esta reflexión me lleva a pensar en si los países se pueden equivocar. Somos conscientes de que las personas pueden cometer errores,incluso nosotros mismos. Sin embargo, tendemos a pensar que otros entes,empresas y organizaciones de todo tipo, que tienen unos sesudos y completos Consejos Juntas de Administración y Gobierno están a cubierto de cometer errores, si hacen algo es por que lo quieren hacer y no tanto por que se hayan equivocado. Les concedemos ese reconocimiento y enjuiciamos sus decisiones, si nos gustan o no,nos benefician o no, a nosotros o a otros, pero ponemos menos en duda que eso es lo que quieren hacer.
¿ y los países? ¿se equivocan los pueblos? Toman sus decisiones, por ejemplo, en referéndum, de forma consciente y con mucha información.¿garantiza eso que no se equivoquen? La respuesta es negativa, la intención es de mejorar, pero si la decisión es un error habrá una penalidad, que nadie impone, será una consecuencia del error.